La bruja Cataluja
Cataluja era una bruja, una bruja muy muy bruja, que un día se marchó a casa de su prima Maruja, que no se si sabéis que también era bruja.
Maruja le contó que había un gran concurso, el
concurso de las brujas, donde iban a elegir a “Miss Brujita del Año”. ¡Era
una oportunidad que deseaban desde antaño!
- ¡Qué alegría querida prima! Yo me voy a
presentar, tú ya sabes que mi escoba es la mejor para volar!– Dijo Cataluja.
- ¡Estás loca Cataluja! ¿Con esa vieja escoba
tú quieres ganar? – Le contestó Maruja.
Cataluja entristecida, pensativa y apenada le dijo a su prima que sin su escoba ¡no era nada! Ella era la mejor de las brujas, pues su escoba era muy eficaz y con ella todos los trucos podía lograr.
Pero Maruja de nuevo le dijo:
- No seas loca Cataluja y cómprate una escoba
nueva con la que puedas lucir como una bruja importante y no como una vieja
bruja de las de antes.
Cataluja se marchó y fue directa al mercado y
allí nada más entrar, una escoba roja se ha comprado. Pagándole a la cajera,
a la calle salió y, ¿a que no sabéis lo que pasó?
Cataluja en su escoba se montó, subió hasta el
cielo ¡y al suelo se cayó!
Cataluja ¡pobre bruja! el brazo se ha
escacharrado y muy muy enfadada entró de nuevo al mercado. Esta vez una
escoba azul compró y pagándole a la cajera de nuevo a la calle salió y, ¿sabéis
lo que pasó?
Cataluja en su escoba se montó, subió hasta el
cielo ¡y de nuevo se cayó! El tobillo se rompió.
Pero haciéndose la fuerte, de nuevo al mercado
entró y esta vez la escoba verde compró, pensando esperanzada que sería la
mejor. Pagándole a la cajera, a la calle salió y ¿sabéis lo que pasó?
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Cataluja en su escoba
por tercera vez montó, subió hasta el cielo y de nuevo se cayó ¡un chichón en
la cabeza es lo que consiguió! Cataluja, pobre bruja, el brazo se ha
escacharrado, el tobillo se rompió y un chichón en la cabeza es cuanto
consiguió.
Otra vez muy enfadada
al mercado ella entró y mirando las escobas ella dijo: ¡No! y compró pintura
rosa y una buena, buena brocha, un gran lazo color blanco y a su casa se
marchó.
Cogió su vieja escoba
y manos a la obra comenzó. Una mano por aquí, otra mano por allá. Toda la
escoba de rosa ha conseguido pintar. Una vez que hubo secado el gran lazo le
colocó y montándose en su escoba hasta el cielo subió y, ¿Sabéis lo que pasó?
Que volando y volando el cielo recorrió y después del gran paseo a casa de su
prima se marchó.
Maruja al verla
llegar sorprendida se quedó y la dijo: ¡Que preciosa es tu escoba, será sin
duda la mejor! Y al concurso de las brujas se marcharon ellas dos.
En el concurso no
hubo ninguna bruja en todo el mundo que pudiese con su escoba conseguir lo que
Cataluja consiguió; pues si ella quería volaba, si quería se paraba, y cuando
ella quería lo verde azul lo cambiaba, lo rojo marrón lo volvía, de las piedras
hacía caramelos, a los niños los bajaba trocitos de cielo. Con las estrellas
podía jugar, los pájaros en su vuelo la acompañaban y todo el firmamento entero
miraba cuando ella volaba.
El viejo brujo del
Norte, el más antiguo de todos, hacía de juez y cuando Cataluja subió al cielo
su gran boca abrió ¡quedo sorprendido de lo que Cataluja consiguió! Y el primer
premio le dio.
Cataluja muy contenta por todo el cielo bailó en su escoba preferida que su abuela a ella le dio y que ella daría a sus nietos para seguir la tradición, pues la vieja, vieja escoba era sin duda la mejor.
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